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Una extraña aparición ocurrida en el casco antiguo de Gijón, Cimadevilla.

Vista subjetiva del punto exacto de la colina desde la que aquella extraña mujer estaba contemplando el mar.

La historia que les voy a contar es real como la vida misma.

No es la única en lo referente a apariciones y sucesos extraños que suceden en el barrio de Cimadevilla, barrio alto de la villa de Gijón, y mucho menos en el Cerro de Santa Catalina.

Cuando uno está allí, siente que la vida de sus calles le está susurrando.

Para preservar el anonimato, los nombres reales han sido sustituidos por nombres ficticios.


Esta historia data de hace unos 15 años. Todo comenzó una mañana de invierno....


"Era una mañana como otra cualquiera. Lo que no me iba yo a imaginar, es que me iba a suceder algo tan raro"

Eran las 7 de la mañana y el pequeño Toby ya estaba despierto pidiendo su paseo matinal.

María acostumbraba a sacar muy temprano a su cocker, para evitar así encontrarse con más perros en la zona donde solía llevarlo, El Cerro de Santa Catalina.

Sabía que sí quería que Toby disfrutase sin correa y sin bozal, tenía que ser muy temprano, para no encontrarse con otros perros, ya que no sería la primera vez que la había metido en algún problema que otro con algún macho.

Así pues, cogió su pelotita de tenis favorita y su correa, y ambos salieron del portal como cada mañana.

Pero aquella no iba a ser una mañana como cualquier otra.

Había amanecido igual que tantas, pero el destino había preferido que lo insólito se les presentase en su paseo matinal.


Ya había amanecido hacía rato, aunque la luz era tenue cuando desembocaron por la avenida La Salle.

No había nadie, ni un alma por la calle a esas horas. Serían ya cerca de las 8h.

Comienzo a subir la cuesta que lleva desde la Iglesia de San Pedro, al Cerro de Santa Catalina, y mientras vamos jugando con la correa tan tranquilamente, en un momento dado, me doy la vuelta y veo al principio de la cuesta, abajo aún, a una mujer.

'Bueno, otra madrugadora más que viene a dar una vueltina', pensé.

No le di más vueltas, la verdad, y seguí subiendo la calle.

Ya en la entrada de el Cerro, por fin le tiró la pelota al perro para que corra, y continuó subiendo hasta donde empieza el Camín de la Fontica.

Justo al llegar allí, me quedo contemplando el mar y las vistas tan espectaculares que hay desde allí.

Mientras tanto, Toby ya había vuelto con su pelotita para que se la volviese a tirar. Tengo un perro que nunca se cansa de jugar a ir a por ella una y otra vez.

Quizás fue a la segunda vez que se la volví a tirar, cuando al darme la vuelta y mirar para buscar a mi perro ví en lo alto de la colina que se alzaba delante, a aquella mujer que venía detrás nuestra en la lejanía.

-¡¡Concho!!, pero cómo me adelantó si iba detrás nuestro, y ahora está allí arriba. ¡Pero si no pasó nadie por detrás de mi!-".

María tampoco le dio excesiva importancia porque pensó, que quizás se había desviado por una calle aledaña, la calle Sebastian Miranda, y había subido al Cerro por esa otra entrada.

"Pero para llegar hasta allí desde donde ella estaba cuando yo la vi por primera vez, tuvo que subir corriendo para que le diese tiempo. Claro, es ahora a tiempo pasado cuando te das cuenta de estas cosas. Mientras la estás viendo allí arriba en lo alto, pues le intentas dar una lógica", prosigue.

“Aquella mujer permanecía impasible mirando al mar ajena a todo lo demás.

Yo seguí subiendo el caminín que justamente llevaba cerca de donde ella estaba, mientras le seguía tirando la pelota al perro.

No es que yo quisiese ir directamente hacia ella, pero es que el único camino que hay, va en esa dirección.

Al tenerla prácticamente delante, me empecé a fijar en su forma de vestir.

Ella estaba arriba y yo abajo a unos metros, vi perfectamente como vestía: llevaba un abrigo de pieles muy pomposo color oscuro, negro o quizás azul marino. Sé que era oscuro. Me llamó mucho la atención ese abrigo que parecía de fiesta. Desde la lejanía la primera vez que la vi, no me había fijado, pero mientras me iba acercando me sorprendió lo pomposo y llamativo que era.

En un momento dado, el perro me trajo de nuevo la pelota, se la volví a tirar y al volver a mirarla ya no estaba.

Miro a mi alrededor y ¡¡zas!!, ¡¡ahí está!!, a 2 metros de mi, mirando al mar.

Como si nada, totalmente ajena a todo. La miro, y sin ella mirarme me dice:


-¿Oviedo está por allí?, mientras señalaba al mar.

-No mujer, por ahí (apuntando al mar) no se va a Oviedo. Está hacia el interior, en esa otra dirección- señalándole justo a nuestras espaldas.

-Ahhhhhh….es que vengo de fuera y nunca había estado aquí- me dice.

No me preguntes cómo fue, pero al mirarla me doy cuenta de que no lleva la ropa que tenía hacía un rato.

No tenía aquel abrigo tan pomposo de pieles oscuro. Llevaba un abrigo en tonos claros y completamente diferente al que yo vi. Pero recuerdo que pensé que quizás se lo había quitado y lo había tirado por algún sitio.

-Y ¿de donde viene?- le pregunté.

-De Bilbao- fue su respuesta.

Claro, al instante me quedo parada por la incoherencia de lo que estaba diciendo aquella mujer, y por su actitud.


De repente, todo sucedió muy rápido, llegó Toby con su pelota, y al llegar a nuestra altura la soltó, y poniéndose entra ambas mirando hacia ella, comenzó a gruñir a aquella mujer que seguía impasible mirando hacia el mar.

No me preguntes qué pasó ni como fue, de repente Toby salió como alma que lleva el diablo, disparado corriendo mientras lloraba. Yo nunca lo vi así. Salió disparado de golpe mientras se iba como quejando, como llorando".

-¡¡Ay qué se me escapa el perro, perdone pero tengo que dejarla que se me escapa!!- le dijo María toda nerviosa por ver a su perro como huía y con el miedo de no poder encontrarlo después.

''Así que salí corriendo detrás de él. Y lo conseguí coger al rato, en el Auditorio que hay un poco más arriba de donde estábamos. La verdad que no entendí nada de lo que había vivido. Era la primera vez en toda la vida, que Toby se comportaba así. Y como actuaba aquella mujer..., sus ropas....

Até a mi perro y volví con él hacia nuestros pasos, para ver dónde podía estar aquella mujer. Pero ya no quedaba rastro de ella.

Empecé a pensar que quizás se hubiese escapado de algún sitio, o que quizás hubiese venido a este lugar para hacer alguna otra locura.

Por desgracia no lo dicen los medios de comunicación, pero es mucha la gente que viene aquí a terminar con sus vidas, incluso de fuera de la región.

Al poco tiempo, apareció un coche de la policia patrullando como es normal por la zona. Me acerqué para decirles que me había encontrado a una mujer que parecía algo desorientada, que mi perro se me había escapado, y que al volver a los pocos minutos a buscarla, ya no había nadie.

Nunca más supe que pasó.

En el barrio, aunque no salga en los periódicos, nos enteramos de todo lo que sucede aquí, y sé que aquellos días nadie había subido al Cerro a hacer ninguna estupidez. Pero de aquella mujer, ni rastro quedó. Aquella mañana yo seguí paseando a mi perro para ver si la veía, pero nada. Desapareció igual que apareció".


Esta es una de tantas historias que han sucedido en el barrio de Cimadevilla.

Entre sus calles.

María nunca más volvió a encontrarse a aquella misteriosa mujer.

Un caso extraño cuando además tampoco recuerda, al yo preguntarle por ello, si aquella mujer tenía piernas o si tan siquiera recordaba cómo iba calzada.

-Pues la verdad que me dejas parada con tú pregunta, porque no tengo en la cabeza haberle visto los zapatos ni tan siquiera un momento. Y es raro, porque los abrigos con los que yo la vi, no eran tan largos, no llegaban hasta abajo. Pero la verdad que no recuerdo ni tan siquiera si tenía piernas. Yo los zapatos no se los vi. No los recuerdo. Y es raro.


Sabemos que Cimadevilla es un lugar de misterio y de sucesos inexplicables por cada una de sus calles.

Desde apariciones en casas particulares, hasta sucesos en los bares de sus calles.

Parece que la historia nuevamente se resisten a ser silenciados en el tiempo.


Si conoces alguna historia de sucesos o apariciones inexplicables, por favor, ponte en contacto al email o mediante el formulario en Contacto.


Recuerda que si este blog es posible, es gracias a personas valientes como tú, que se atreven a contar sus experiencias.












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